LA FAMILIA

La familia y su problemática psicológica en cuanto a relaciones, convivencia y posibles trastornos.

Para el adecuado desarrollo del niño, desde el crecimiento físico hasta la afectividad, es esencial que reciba el afecto de las personas que le rodean. La manera de estructurar esta personalidad es a través de las vivencias sociales, de los contactos y relaciones con su entorno.

La mayoría de los niños crecen en la llamada familia nuclear, formada exclusivamente por padres e hijos, aunque a veces conviven también abuelos, tíos, tías, etc.

También existen niños que viven situaciones especiales, hijos de madre soltera, huérfanos, huérfanos educados por sus abuelos, etc, pero a pesar de lo fundamental que es la relación padres-hijos, esto no quiere decir que los niños que crecen sin el afecto de los padres vayan a padecer traumas insuperables ni que suponga un déficit personal. Esto puede ser sustituido satisfactoriamente por el mundo adulto que rodea al niño.

SEPARACIÓN DE LOS PADRES

DIVORCIO 

Los grandes perjudicados del divorcio son los hijos. Algunos consideran la familia como un bien de los hijos y se oponen a la posibilidad de la ruptura del matrimonio, por considerar que con ello se perjudica a los hijos y fundamentalmente, a su desarrollo psicológico. Los defensores del divorcio argumentan, que para los hijos es mucho más traumático un hogar con tensiones, discusiones y unos padres desdichados, sumidos en la depresión por la falta de afecto, que las consecuencias directas del divorcio. Ambos planteamientos son correctos y tienen su acierto. El hecho de que sea indeseable para el niño vivir en un ambiente tenso y conflictivo, no resta importancia al hecho de que para él también sea dolorosa la separación de sus padres. Por eso, hay que concienciar a los padres de que su decisión lleva implícito un trauma para sus hijos, pero no se les debe condicionar con este hecho para que no se divorcien. Si han optado por separarse, deben pensar en sus hijos a fin de producirles las menores consecuencias negativas posibles, actuando con el mayor cuidado y tino para que puedan superar la situación.

Negar la trascendencia psicológica que tiene el divorcio para los hijos es una tontería, como lo sería condenarse de por vida a una determinada relación para no traumatizarles. Por eso son tan importantes las actitudes de ambos cónyuges durante el tiempo de ruptura. No deja de ser hipócrita que unos padres que habían afirmado que no se querían divorciar para no traumatizar a sus hijos,llegado el momento no toman en cuenta las necesidades de éstos y entran en pleitos que sólo les perjudican. No es cierto que las actuaciones de los tribunales de familia sean nocivas para el niño; son las actitudes de enfrentamiento entre los padres las que traumataizan al niño. Cuando una pareja asume la imposibilidad de convivir, le queda la oportunidad de luchar por algo positivo, como es perjudicar lo menos posible a sus hijos.

LA RELACIÓN ENTRE HERMANOS

La relación entre los hermanos depende del número de hermanos, diferencia de edad entre ellos, trato que dan los padres a cada hijo, su actitud ante los conflictos entre hermanos, características personales de cada niño, etc.

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LA AUSENCIA DE UNO DE LOS PADRES

Las personas que han de enfrentar solas la educación de sus hijos se repiten a sí mismas “tengo que hacer de madre y padre” en lo que se denomina rol supletorio. Esto es erróneo ya que cada miembro de la pareja desempeña un papel diferente y sólo podrá suplir alguno de los aspectos que tradicionalmente se asignan al rol del cónyuge ausente. La figura paternal o maternal se puede sustituir por otras, pero no es posible cumplir ese mismo rol.

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