ANSIEDAD Y ANGUSTIA

La ansiedad es sinónimo, incluso para la metodología médica, de estrés, tensión, sentirse nervioso, etc. El estrés es una parte normal de la vida de toda persona y en bajos niveles es algo bueno, ya que motiva y puede ayudar a las personas a ser más productivas. Sin embargo, el exceso de estrés o una respuesta fuerte al estrés es dañino. Esto puede predisponer a la persona a tener una salud deficiente, al igual que enfermedades físicas y psicológicas específicas como infección, enfermedad cardíaca o depresión. El estrés persistente a menudo lleve a que se presente ansiedad y comportamientos nocivos como comer demasiado o consumir drogas o alcohol.

Desde esta perspectiva, se definen las respuestas de ansiedad como reacciones defensivas e instantáneas ante un peligro. Estas respuestas ante situaciones que comprometen la seguridad del sujeto, son adaptativas para la especie humana, ejerciendo una función protectora.

Los mecanismos psicofisiológicos humanos, que preparan para la huída o lucha (respuestas de ansiedad) han cumplido un importante papel a lo largo de los tiempos. El hombre ya no tiene que enfrentarse con animales, sin embargo hay otros muchos agentes estresantes que le rodean y acompañan a lo largo de su existencia.

Entre las causas de los estados ansiosos, se ponen la aflicción o la depresión, pero fundamentalmente se pone el acento en lo directamente perceptible, siendo los síntomas de la ansiedad los que la definen.

Las respuestas de ansiedad se pueden agrupar en tres grupos:

1- Síntomas Subjetivos, Cognitivos o de Pensamiento:

  • Preocupación.
  • Miedo o temor.
  • Aprensión.
  • Pensamientos negativos.
  • Anticipación de peligro.
  • Dificultad de concentración.
  • Dificultad para la toma de decisiones.
  • Sensación de desorganización.

2 - Síntomas Motores Observables:

  • Paralización motora.
  • Movimientos torpes y desorganizados.
  • Tartamudeos y otras dificultades de expresión verbal.
  • Conductas de evitación.

3 - Síntomas Fisiológicos y Corporales:

  • Síntomas cardiovasculares: palpitaciones, pulso rápido, tensión arterial alta, exceso de calor.
  • Síntomas respiratorios: sensación de sofoco, ahogo, respiración rápida y superficial, opresión torácica.
  • Síntomas gastrointestinales: náuseas, vómitos, diarrea, aerofagia, molestias digestivas.
  • Síntomas genitourinarios: micciones frecuentes, enuresis, eyaculación precoz, impotencia.
  • Síntomas neuromusculares: tensión muscular, temblor, hormigueo, dolor de cabeza tensional, fatiga excesiva.
  • Síntomas neurovegetativos: sequedad de boca, sudoración excesiva, mareos.

La angustia es un afecto de displacer más o menos intenso que se manifiesta en lugar de un sentimiento inconsciente en un sujeto a la espera de algo que no pueda nombrar. Freud define a la angustia en dos sentidos de acuerdo a dos fuentes diferentes: una, involuntaria, automática, inconsciente, explicable cuando se instaura una situación de peligro parecida a la del nacimiento, y que pone en riesgo la vida misma del sujeto; otra voluntaria, consciente que sería producida por el yo cuando una situación de peligro real lo amenaza. La función de la angustia sería la de señal para evitar ese peligro.

Vemos por lo tanto, en Freud, dos niveles para definir a la angustia: en el primer nivel, la angustia sería un afecto que está entre la sensación y el sentimiento, una reacción a una pérdida, a una separación. Esta sería la angustia originaria, la que sería producida por el estado de desamparo del lactante. Este nivel de angustia sería el más cercano a la ansiedad, en tanto que la ansiedad propone buscar objetos sin demoras, sin aceptar un determinado pasaje. Pero ya hay una diferencia, se trata de una madre articulada de alguna forma en el lenguaje, más instaurada en el campo del Otro.

En el segundo nivel, Freud propone a la angustia como afecto de señal, como reacción al peligro de castración en un tiempo en el que el yo del sujeto intenta sustraerse de la hostilidad de su superyó. La irrupción de la angustia, para Freud, es siempre articulable a la pérdida de un objeto fuertemente investido, ya se trate de la madre o del falo.

La angustia como estructura neurótica la encontramos definida en las llamadas neurosis de angustia. Freud caracteriza la neurosis de angustia como un conjunto de síntomas, donde destacaríamos tres apartados:

  • En primer lugar, un fondo de excitabilidad general, es algo habitual en la neurosis de angustia. En la neurosis de angustia no hay defecto, hay exceso.
  • En segundo lugar, tenemos a la expectativa angustiada. Se trata de un estado de angustia permanente, presto siempre a fijarse sobre la menor ocasión o sobre el menor pretexto. Según Freud es la acentuación de un fenómeno normal, que corrientemente se llama ansiedad y dice que existe una cantidad de angustia libremente flotante.
  • En tercer lugar, estarían los ataques de angustia. Unas veces el acceso se produce sin contenido representativo y otras veces, si, o con un vago contenido representativo como destrucción de la vida o locura que amenaza. Otras, se liga a un trastorno sensitivo o un trastorno de la función corporal: respiración, función cardíaca, vasomotora, glandular, etc.

Clínica

Hay que escuchar al sujeto que está detrás de la angustia… Según Lacan, el verdadero objeto que busca un neurótico es una demanda, quiere que se le demande, que se le suplique. Lo único que no quiere pagar es el precio de la angustia. El sujeto neurótico tiende a dar el síntoma en lugar de la angustia. Si acudimos a la demanda, obturamos la subjetividad, y convertimos la angustia en ansiedad.

En todo caso, tenemos que contar con que la posición clínica está marcada por esa cierta ideología social y por la manifestación no subjetiva del sujeto paciente… Ello nos llevará a intentar buscar siempre esa subjetividad, esos significantes, que den sentido a los síntomas, quizás incluso sentidos neuróticos y angustiosos, pero sentidos…Esto no resulta fácil, puesto que el sujeto parece no querer saber nada de su implicación y responsabilidad, está en el borde…….

Si decíamos que lo importante es el campo del Otro, no nos queda otro camino que insistir en el deseo del analista, en el deseo de saber, en la demanda de palabras, en la no satisfacción de la demanda de placebos… La dirección sería la de encontrar la angustia, algo que ya supone una pausa en el continuo del goce….

La ansiedad y agustia en adultos entran dentro de mi especialidad como psicoterapéuta, tanto presencialmente como a través de mi consulta de psicología online.

Jessika Zulatto
Psicología y Psicoterapia - Las Arenas (Getxo)